Conscientemente Cumpliendo un Sueño
Hace un mes terminamos de filmar Sábado Oscuro. Era un lunes. Es paradójico que el día que representa para todos un nuevo comienzo, para nosotros era el final de un sueño.
Por Ana Isabel Castillo.
Cuando terminamos de filmar Sábado Oscuro, era un lunes. Es paradójico que el día que representa para todos un nuevo comienzo, para nosotros era el final de un sueño. Las tusas normalmente me duran poco. A mis ex novios los lloro una noche; con las producciones me permito tres días de tristeza y luego sigo adelante. Pero hay un problema: con esta película, la tusa continúa. Y lo peor es que no quiero superar nada.
Siento que este proyecto es como uno de esos amores intensos pero fugaces. Un amor de verano, como lo llaman en países con estaciones, que se termina sin que nadie realmente sepa el porqué, pero que queda por siempre tatuado en la memoria como un hito de la vida.
Siento firmemente que los personajes lo encuentran a uno en el momento indicado, pero Isabel, el personaje que interpreto en Sábado Oscuro, llegó a cambiarme la vida. Aunque cuando empezamos a formular la escaleta de la historia, comenzamos todo basado en algo que Marco, el director, vivió. Pero pasó algo impredecible: todo lo que Isabel viviría en la historia, me pasó. Viví cada momento, cada conversación, cada sentimiento. Interpretar a Isabel ha sido la catarsis más poderosa de entender y exorcizar mis propios demonios. Pero no sólo fue eso. Estoy completamente segura que este proyecto llegó a salvarme la vida.
El año pasado fue complejo en muchos aspectos que aún estoy procesando y comprendiendo. Cuando Marco me habló de este proyecto, me emocioné de sobremanera. Me sentía como si él hubiese leído mi mente: una película sobre una pareja en blanco y negro completamente improvisada. Mi sueño más grande sería prontamente una realidad. Así, saber que íbamos a hacer Sábado Oscuro, se convirtió en el hilo conductor de mi año y en la razón por la cual cualquier cosa que estuviera pasando en mi vida en ese momento, valía la pena. Pero, ¿qué hace uno cuando sabe que está viviendo un sueño?
Uno se pasa la vida dejando pasar momentos especiales, que se vuelven memorables sólo al recordarlos. Sin embargo, en este proyecto todos estábamos conscientes de que estábamos cumpliendo una meta juntos: un proyecto irrepetible. Y es que no era sólo el proyecto en sí, también el equipo era de ensueño. No era sólo hacer esta película, sino hacerla con amigos.
Cuando me enteré que David Moncada le daría vida a Miguel y tendría la oportunidad de actuar con él, casi me da algo. He visto a David improvisar muchísimas veces y siempre salía increíblemente sorprendida de su rapidez mental y de su capacidad de estar en el momento, completamente vulnerable, llevando una historia hacia adelante con gran fluidez. Había visto cómo creaba miles de personajes y lo generoso que es con sus compañeros en escena. Claramente, David estaba perfectamente calificado para este papel. Y luego verlo en escena, en vivo frente a mí, dando el 100% y regalándome la verdad como base para la creación, fue más de lo que podía esperar. No me imagino este proyecto con nadie más; No me imagino a Miguel en otra piel.
No sé qué bola mágica usó Marco para ponernos a David y a mi a trabajar juntos, pero creo que da fe a la intuición que tiene como director. No sé si es capaz de ver el futuro o si tiene un contrato con los illuminati, pero sí tiene un ojo muy afinado para encontrar actores que logran llevar las historias a lugares inesperados. Y allí es cuando me siento extremadamente afortunada. Ya lo he dicho varias veces, y seguro él ya está cansado de escucharlo, pero siempre agradeceré la confianza que tiene en mí para encarnar sus personajes.
Aunque este proyecto ha sido mi sueño por años, debo admitir que no sabía si lo iba a lograr. No sabía si iba a conseguir hacerle justicia a Isabel, a quien ya le había cogido un cariño inmenso. Pero Marco hizo que todo fuera tan fácil. Su confianza en el equipo y en nosotros, sus actores, se traducía en un constante descubrimiento en escena. Sus ganas de sorprenderse nos daban la libertad de fluir completamente y dejarnos llevar por el momento.
Nunca había tenido una experiencia así, y siento, en lo más profundo de mi ser, que logré sentirme así gracias a la atmósfera de tranquilidad y confianza que genera Marco. No sé cómo resumir en pocas palabras la admiración que siento por él como artista y como persona, pero sé que se nota en mis ojos cuando dicen el último corte e inmediatamente las lágrimas me invaden, como lo hacen ahora mientras escribo esto. Yo no tomo nada por sentado y aprecio cada momento, y sólo espero que la vida y el arte me permitan seguir creando al lado de mi director de cine favorito.
No podría seguir sin hablar de Alejandro make-it-happen Zapata. Normalmente en los sets no tengo mucho contacto con los productores, pero Alejo, que se esconde detrás de una cara seria, es de los seres más impresionantes que he conocido. Él está ahí durante todo el proceso, acompañándonos, protegiéndonos y cuidándonos. Su capacidad de resolver y delegar para proteger la creatividad y la arm onía en el set, es increíble. Su claridad para manejar las situaciones y su sensibilidad con el arte, son el combo perfecto para generar un ambiente de respeto y confianza. Qué regalo tan grande tener a un productor que entiende el cine como un proceso creativo que va más allá del dinero; que le pone alma y corazón a cada proyecto.
Y cómo hablar de regalos sin mencionar el más grande que me dio esta producción: conocer a Juliana Ospina. Juli, como guionista, logró llevar esta historia a lugares que yo no podría haber imaginado. Le impregnó con su alma detalles a los personajes que hacían que cobraran vida desde el papel, lo cual hizo mi trabajo mucho más fácil. Ella se enamoró completamente de la historia de Miguel e Isabel, y yo, de forma platónica, me enamoré de ella. Tengo una imagen clara de la cara de Juli después de cada escena, al ver en carne y hueso la historia que ella había plasmado en el papel. Su sonrisa siempre me animaba a pensar que, quizás, estaba haciendo bien mi trabajo. Su sonrisa, entonces, se convirtió en mi motor para canalizar a Isabel de una forma que contara también, en cierta manera, nuestra historia, y le hiciera justicia al amor que sentimos por nuestro trabajo.
Aunque el proyecto ya se filmó, la admiración y el agradecimiento que tengo por cada persona que hizo parte de Sábado Oscuro sigue muy viva. Y sí, seguiré hablando de esta película cada vez que pueda, como una fiel ex intensa, para poder recordar los momentos de amor y verdad que surgieron en este sueño, que muy conscientes cumplimos.