La magia de la realidad, o ¿cuál es el truco?
Por Alejandra Castro (Diseñadora de Producción)
Las notas en mi cuaderno comenzaron el lunes 12 de diciembre de 2022, el día de la primera reunión oficial de Sábado Oscuro, y poco antes de irme de vacaciones a un invierno heavy donde tendría mucho tiempo para procesar e inventar con base en lo que dijera mi cuaderno. Desde que trabajo con Marco Vélez Esquivia hemos conectado y coincidido en la forma de interpretar los espacios y los personajes que los habitan; esta vez no sería diferente, pero tendríamos nuevos retos: una película improvisada en blanco y negro, say what?
Ya habíamos hecho un proyecto en blanco y negro, pero para mí sería la primera vez que hago una película donde no todo está escrito, donde hay más libertad por parte de todos los departamentos para crear y construir; y demasiada libertad a veces a asusta.
Cuando leo un guion por primera vez inmediatamente voy creando imágenes mentales de cómo podría ser, tomo notas de las inquietudes que me surgen, y comienzo mi propia lluvia de ideas para luego socializarlas con el equipo. En esa primera reunión, además de resolver esas inquietudes, para mí era muy importante enfocarme en esas líneas o letras pequeñas del relato de cómo el director concebía la historia. El proceso creativo de Sábado Oscuro incluía ir creando los espacios y personajes de manera conjunta con los protagonistas, cosa que no es lo más habitual a la hora de hacer una propuesta de arte, pero sin duda es emocionante embarcarse en una ruta diferente.
«La superficie, como el centro, somos nosotros».
Esa fue una de las frases que dijo Marco en esa reunión, y para mí fue la premisa para darle una forma visual y tangible a esa historia.
Sábado Oscuro tenía tres personajes claramente identificables y escritos en el guion: Isabel, Miguel y su perro Fincher. Sin embargo, existía un personaje que los acogía a los tres: la casa. «La casa es lo único que se le muestra al espectador que se quieren», dijo Marco y así quedó estampado en mi cuaderno.
Soy una persona altamente detallista. Soy de esas que llena los cajones en un set así no esté previsto que se vea dentro, porque aún cuando no se ve, se siente. Poder armar una casa que se plantea como un personaje, donde ocurren el 80% de las acciones, donde los protagonistas interactúan con ella de manera improvisada, implica un nivel de detalle que resulta placentero llegar a el.
Ahora, ¿cómo armar una casa de una gente que no conoces y dónde las acciones resultarán de la improvisación? La respuesta a todo es: investigando. Soy tan intensa hasta donde mis límites de salud mental me lo permiten (risas) y es por eso que cada mueble o cada objeto que coloco en un set está allí por una razón. Está allí porque lo pensé con un fin, y tuvo su tiempo de ser meditado. Seguramente no es tan sano llegar a este extremo, pero es lo que es –risas de nuevo–.
Para armar esa casa lo primero fue indagar en la psiquis de cada personaje. Para este proceso, fue de gran ayuda la descripción de personajes que me pasó el director y un cuestionario que les hizo llenar a los protagonistas acerca de sus personajes. Ni en los grandes proyectos hollywoodenses en los que he estado me han pasado esta información tan completa. Maravilla.
Una propuesta de arte es una herramienta creativa que sirve para crear y comunicar el universo visual del proyecto, basado en el guion y en la investigación que resulta a partir de el. Para crear la propuesta de Sábado Oscuro tomé todos los recursos que tenía a la mano: la descripción de personajes que hizo el director y la que hicieron los protagonistas, la investigación, los collages que hago, las noticias, las tendencias, las experiencias personales, las fotos de mis vacaciones, las fotos del stalkeo a los actores en sus redes sociales, referencias pictóricas y cinematográficas, las frases del director, las frases de mi madre, y hasta el affair que tuve en el último mes. Todo funciona, todo vale, lo importante es crear y hacerlo con fundamentos.
La forma, la composición y la textura resaltaron entre los conceptos que fundamentan la dirección de arte, ya que, al ser una película en blanco y negro, el color pasaba a un segundo plano, y a través del contraste y los demás conceptos, contaríamos esta historia. Así nacieron ciento catorce páginas de una propuesta artística cargada de detalles y emoción, que hasta este momento de mi carrera ha sido la más emotiva de crear. Lagrimitas.
Debo confesar que fue muy satisfactorio el momento cuando el equipo y los personajes entraron al set y se emocionaron con el espacio. Vieron reflejado lo que todos habíamos construido con los aportes más genuinos y realistas. Esto paga todo el trabajo que se hace para crear algo de la nada.
Esta construcción colectiva garantiza un rodaje donde todos remamos para un mismo lado. El trabajo con Manuel Velásquez, el director de fotografía, fue increíble. Yo estaba en éxtasis de que ¡no le tenía miedo al blanco! Qué maravilla, esto no es común de ver. Y en el caso del blanco y negro, nos ayudaría a generar mayor contraste y por ende unas imágenes con mayor potencia.
Como siempre, Marco, el director, y Alejandro Zapata Munévar, el productor, supieron conformar un equipo y un ambiente de rodaje cómodo y ameno, donde la gente es lo más importante, y ese es mi lema en este medio. Y aquí llegamos a la tusa. Ajam.
Siempre ocurre cuando la pasas bien y cuando estás satisfecha con el trabajo. Esto ocurrió después de rodar Sábado Oscuro. Fue un proyecto intenso, con emociones fuertes, con gente que conectó de una manera profunda, con diálogos improvisados pero certeros e infalibles, y con un equipo con amplia cancha. Un equipo que podría encender cualquier luz un sábado oscuro.
Entonces ¿hay trucos? Sí, y siempre la respuesta será sí.
La creación cinematográfica no es producto del azar, es el resultado de los aspectos técnicos que todos estudiamos y por eso hacemos lo que hacemos, más aquello que se va construyendo en el camino: un guion con base en emociones reales, un director que sabe lo que busca, un productor que sabe lo que cuesta, unos actores que se conectan legítimamente con sus personajes, una propuesta con fundamentos tangibles, un equipo que cree en los detalles, y una energía avasallante que «no se ve, pero se siente».